Cada vez que me encuentro detrás de la cámara en una boda, siento una profunda gratitud por poder ser parte de un momento tan especial en la vida de una pareja. Una vez más tuve ese privilegio, el de documentar la boda de Fátima y Felipe, una experiencia que me recordó lo valioso que es el papel que juego en su historia.
La boda fue en Extremadura, en el Restaurante Valle grande de Puebla de Obando. Una ceremonia civil muy bonita y emotiva que tuvo lugar en el jardín, decorado especialmente para la ocasión. Una decoración muy otoñal con detalles que otorgaban valor a la familia.
Durante el coctel, los invitados estuvieron disfrutando de algunos temas clásicos que a todos nos gustan, interpretados por una tuna sevillana. Las tunas en las bodas es algo que he visto algunas veces en el sur, le da un toque colorido y muy alegre al evento, porque ¡casi todo el mundo se sabe las canciones!
Mientras la tuna amenizaba el coctel, aprovechamos para hacer fotografías de grupos, que, aunque no salen en el reportaje, son de gran valor para la pareja. También hubo tiempo para disfrutar, bailar e interactuar con los invitados.
La entrada al comedor de esta pareja, es de las más épicas que recuerdo. Los invitados lo dieron todo en el recibimiento de los novios. Fue un buen rato de energía radiactiva, jeje. Se me ponen los pelos de punta al recordarlo.
Por supuesto la fiesta también fue algo muy cañero y divertido.
¡Es mejor que veáis las fotos, porque hablan por sí solas!
Espero que estas fotografías les acompañen a lo largo de su vida, recordándoles siempre el amor y la alegría que sintieron en ese día. Gracias por dejarme ser parte del viaje; su confianza es un regalo que atesoro profundamente.
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